Recuerdo cuando en el año 2008 fui a New York por primera vez. En esa ocasión, el chofer de un tour me dijo que si cruzaba a pie el puente Brooklyn, ida y vuelta, se decía que estaría destinado a volver a New York.
En el año 2012 mientras se promocionaba el "Black Friday", sin recordar aquellas palabras, compré un pasaje a NYC para volver, en esta ocasión, durante el verano local.
Ahora me encuentro con la maleta casi hecha, solo faltan unas poleras que se están lavando. Las baterías están cargadas, los adaptadores empacados, la lista de pedidos guardada y la ansiedad creciendo.
Y es que Manhattan es una isla que no basta con conocer solo una vez. Tiene cada rincón reconocible en el cine, en la música y en la cultura popular mundial, que es imposible escapar de las fantasías mentales y planear cada paso de mis vacaciones esperando conocer un rincón nuevo y emocionante.
En mi primer viaje fui con el afán de conocer y maravillarme con los lugares que son reconocidos en el cine. Esta vez, quiero ser un neoyorquino más. Quiero caminar con mi mejor ropa y desfilando por 5th Avenue, quiero regodearme viendo ropa en TriBeCa, quiero beber exquisitos tragos en SoHo, sentarme a beber un café en Bleecker Street mientras escribo una historia romántica que tengo pensada relatar, trotar por Central Park y disfrutar del calor mientras mi nariz ya no soporta las temperaturas cercanas a los 0º.
Creo que un viaje parte en el momento que haces tu maleta, porque al escoger la ropa que llevarás, ya comienzas a hacer un mapa mental de lo que caminarás, visitarás y tu mente se vuelve Google St.
Los que sigan éste blog, estaré conectado relatando mi experiencia, y espero sea una buena semana para ti, lector.
No hay comentarios:
Publicar un comentario